Monday, 17 June 2024

Multimedia en la Educación

 

Antes del auge de la internet, el uso de multimedia en la educación estaba limitado a fotografías impresas, vídeos en cintas magnéticas y audios en cassettes. El acceso a dichos recursos era en ocasiones costoso y el envío o intercambio de los mismos entre instituciones, alumnos o educadores implicaba tiempo y dinero.

La internet cambió completamente la manera de compartir multimedia entre usuarios. Ahora grabar un video y enviarlo a cualquier parte del mundo toma menos de un día, a veces incluso menos de una hora dependiendo del tamaño del archivo. El usuario promedio de internet tiene a su disposición una infinidad de plataformas y videos disponibles en dichas plataformas. Incluso uno puede agregar videos a páginas webs muy fácilmente, como en el siguiente ejemplo:

En el video, niños contemporáneos reaccionan a tecnología obsoleta. Yo recuerdo que mi infancia, en los años 2000s y 2010s pasé por una importante transcisión tecnológica. Uno de mis primeros recuerdos es ver dibujitos en un televisor muy gordo que tenía abajo una ranura para insertar cintas de video. Mi mamá solía ponerme dibujitos didácticos en inglés y música para niños en una radiograbadora analógica. 











Cuando empecé a estudiar inglés en el año 2008, ya existía el internet. Pero como en nuestro país su uso aún no estaba tan extendido, la multimedia la usábamos de manera tradicional. Sin falta, la maestra traía una radiograbadora portable más pequeña y colocaba CD's con música o audios para repetir y aprender a pronunciar. A veces no se entendía nada por el ruído de fondo que emitían.



 Y cómo olvidar lo emocionados que nos poníamos todos cuando nos llevaban a una sala de video donde había una tele más gorda aún conectada a un reproductor dedicado de VCR. En esa época se vendían muebles especialmente diseñados para colocar una tele arriba y abajo un reproductor de VCR o DVD.

Uno de los primeros ejemplos de multimedia digital que me tocó vivir en la educación fue la utilización de Microsoft Encarta en clase de informática. En esa época, Windows XP se seguía utilizando en casi todas las computadoras ya que ninguna de la escuela era lo suficientemente capaz para utilizar el hermoso pero ineficiente Windows Vista. Encarta era una enciclopedia interactiva que tenía de todo: incluso un modelo 3D del coliseo Romano que podíamos explorar. 


Encarta funcionaba sin internet, lo que ayudaba a su popularidad, ya que en esa época el internet era un privilegio. Ahora ya es sólo un recuerdo. Pero si quieres descargarlo y tener un bello recuerdo, te dejo el link: https://archive.org/details/microsoftencartapremiumedition2009
Y en un abrir y cerrar de ojos, todo cambió. El internet dejó de ser un lujo y se convirtió en una necesidad. Ya todas las compañías ofrecían acceso a internet desde mil guaraníes. Cuando empecé el colegio en el año 2014, ya todos mis compañeros tenían smartphones conectados a internet a través de datos móviles. Nos pasábamos los recreos jugando Pou, Minecraft o Geometry Dash. Y siempre estábamos en constante comunicación, ya que todos teníamos WhatsApp. En cuanto a lo didáctico, los profesores ya nos pedían preparar trabajos impresos con información sacada de internet. Algunos profesores conectaban sus propias computadoras a un proyector para mostrarnos videos o presentaciones. En tan sólo seis años de mi vida, las cintas de video, los DVD, los cassettes y todos los medios analógicos de multimedia habían desaparecido. Ahora son sólo un recuerdo nostálgico. Pero, años después, siento la misma emoción cuando veo una tele gorda o una grabadora de video. Y ni hablar de consolas de videojuegos antiguas como la Nintendo 64, donde jugué mi juego favorito de toda la vida: el Zelda Ocarina of Time que había sido lanzado ya en el año 1998, cuatro años antes de que yo nazca. Pero eso es harina de otro costal: hablemos de educación.

En mi práctica docente en la década del 2020, todo cambió. Mis alumnos y yo estamos conectados permanentemente. Si ellos tienen alguna duda, pueden escribirme en cualquier momento del día. Enviarles tareas o materiales nunca fue tan fácil; sólo debo subir un archivo a Google Classroom y lo tienen todo. Si alguna actividad didáctica requiere de un audio o video, se envían con un click y lo tienen permanentemente, incluso en sus casas para repasar la lección.

Sin embargo, la constante disponibilidad de la multimedia tuvo un efecto contraproducente: los alumnos parecen haber perdido toda emoción que antes teníamos cuando usábamos multimedia en el aula. Los alumnos no se desprenden de sus celulares. Proyectar un video para ellos no tiene tanto sentido cuando puedo enviarles un link para que ellos mismos accedan. Hay más tecnología que nunca y tantas posibilidades, pero vivimos tan bombardeados de información que estamos en un constante estado de aturdimiento.



Estamos en el mejor momento tecnológico de la historia; incorporar multimedia a la educación nunca fue tan fácil. Pero si me dan la posibilidad de volver a los años 2000 por lo menos un ratito y sentarme a ver Wallace and Groomit en una tele gorda y hacer un listening de inglés con ayuda de un discman, lo aceptaría sin dudar.



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